El Nigromante es un mago con las habilidades de invocación más fuertes. A diferencia de la hechicera que tiene sus poderosas habilidades elementales, el poder de matar del nigromante proviene de medios indirectos, usa las fuerzas de los demonios en contra de ellos, dependiendo de sus poderosos esbirros y maldiciones para controlar el campo de batalla.
El nigromante es representante del dominio de las artes oscuras, sus especialidades son la resurrección de los enemigos caídos que estarán a su servicio, maldecir a sus enemigos de distintas maneras y causar daño con venenos y enfermedades que reducen la habilidad de combate.Atributos iniciales, puntos por nivel y puntos por atributo
- Vida: +1.5
- Aguante: +1
- Maná: +2
Puntos por atributo:
- 1 de vitalidad: +2 de vida
- 1 de vitalidad: +1 de aguante
- 1 de energia: +2 de maná
Antecedentes
Desde los húmedos rincones de los pantanos del sur surge una figura envuelta en misterio. El Nigromante, como su nombre implica, es un tipo de hechicero "indigno" cuyos hechizos se encargan de levantar a los muertos y de invocar y controlar diversas criaturas para sus propósitos. Aunque sus objetivos están a menudo alineados con los de las fuerzas de la luz, algunos no creen que estos fines puedan justificar sus horribles métodos. Las largas horas de estudio en un frío y húmedo mausoleo han tornado su piel pálida y cadavérica, y a su figura esquelética. La mayoría de la gente lo evita por su apariencia y sus métodos peculiares, pero nadie duda del poder del nigromante, pues es algo digno de pesadillas.
Historia
Como puede esperarse, los devotos a la magia son un grupo bastante aislado. Son tan recelosos de estudiantes de disciplinas rivales como lo son las personas sin experiencia en lo arcano. Ninguno, sin embargo, es tan ampliamente difamado y malentendido como los Sacerdotes de Rathma.
Como con la mayoría de los usuarios de magia, los sacerdotes del culto de Rathma provienen de las lejanas junglas del este. Residen en una inmensa ciudad subterránea ubicada profundamente en esas junglas. Su localidad geográfica especifica está particularmente aislada, lo que dificulta su integración a un clan formal de magos. Pero es este mismo aislamiento lo que les ha permitido desarrollar su tan distintiva ciencia arcana. Pues es a través de las enseñanzas de Rathma, así como de años de investigación y experimentación física, que estos hombres han llegado a entender, y a mantener como sagrado, el delicado balance entre la vida y la muerte, y son capaces de torcer esta línea tan delicada. Y aunque los esbirros del infierno han tenido este poder desde hace mucho tiempo, entre los mortales el conocimiento para reanimar y controlar a los muertos le pertenece solo a los sacerdotes de Rathma. Es debido a esta práctica por la cual los forasteros se han referido a ellos como nigromantes. Ellos realmente comprenden el balance de todas las cosas y entienden y aceptan su lugar en lo que ellos se refieren como El Gran Ciclo del Ser.
Su cultura ha subsistido bajo la sombra de grandes clanes de magos desde los primeros días, y de muchas maneras su práctica se extiende muy atrás hasta a un tiempo previo a que la magia fuera formalizada en disciplinas estrictas. Aunque su arte es considerado "oscuro", y la gente del mundo exterior evita a los sacerdotes que practican estas artes, estos misteriosos cultistas nunca han sufrido la epidemia de corrupción que asolo a los antiguos clanes de magos. Pragmáticos en el sentido más puro, están por encima de la tentación. Ven la muerte como una parte natural de la vida y no se niegan a ella cuando su momento les llegue. Su conocimiento tan singular sobre lo desconocido les permite encarar la muerte sin miedo. Estos ideales, acompañados con el entendimiento del balance natural entre el orden y el caos, explica por que no han caído presa de las influencias del mal.
Su deseo por defender este balance ha llevado a los nigromantes fuera del aislamiento de su remota, húmeda y fría patria para destruir a Diablo y sus hermanos. La mera presencia de los Males Mayores en el reino mortal altera la simetría natural no solo del reino mortal, sino también la de El Gran Ciclo del Ser. Los seguidores de Rathma buscan el balance correcto, deshaciéndose de intervenciones no mortales en el reino mortal. Les molesta cualquier fuerza que trate a los humanos como peones en un juego cosmico y aunque aparentemente están dispuestos a unirse a las fuerzas del orden, lo harán solo durante el tiempo que tome restaurar el balance natural de todas las cosas.